Historia: Paulina Von Mallinckrodt

Paulina Von Mallinckrodt Von Hartman, nació en Minden, Alemania, el 03 de junio de 1817. Sus padres fueron Detmar y su madre Bernardina.

Paulina von Mallinckrodt y Margaret

Él de religión protestante, ella católica. En el matrimonio religioso católico, recibió la madre el poder de educar a sus hijos en la Iglesia Católica. Paulina fue bautizada el 09 de junio de 1817, Tuvo tres hermanos, Jorge, Hermann y Berta. Su padre fue presidente de la provincia de Rhin, en Aquigrán, ciudad notablemente católica, oportunidad que aprovechó la madre de darles buena formación cristiana.

Tanto el padre como la madre eran de nobles sentimientos y gastaron grandes sumas de dinero en darles una buena educación. Para su formación religiosa buscaron un buen sacerdote, el Sr. Claessen, quien los preparó para la confesión y la comunión.

Paulina se confesó por primera vez en 1828 e hizo su primera comunión para Pentecostés de 1829. Ese mismo día, el sacerdote que le dió la primera comunión, la consagró a la Santísima virgen.

En 1826 sus padres la mandaron interna al colegio San Leonardo, establecimiento de mucho prestigio por sus buenas profesoras, sobre todo una, Luisa Hensel. Que poseía el don de ganarse los corazones de sus alumnos para llevarlos a Dios, se hizo amiga de Paulina y fue su mejor cooperadora, hasta la muerte sembrando el bien en manos llenas.

Sus compañeros más queridos de ese colegio: Anna von Lommesen, más tarde religiosa de la congregación del Sagrado Corazón; Clara Fey y Francisca Schervier ambas fundadoras de congregación.

En 1832 se traslada a Lieja para terminar sus estudios y en 1833 vuelve a casa, en donde su madre le enseña su manejo. Ese mismo año va con sus padres en viajes de recreo.

Después de la muerte de su madre, el 17 de agosto de 1834, con tan sólo 17 años de edad, toma en sus manos la dirección de su casa y la educación de sus hermanos menores Jorge y Hermann y de la pequeña Berta. Cumpliendo su tarea a plena satisfacción de su padre, encuentra tiempo y medios para ponerse al servicio de tanto pobres que por los cambios técnicos, económicos y sociales de su siglo, sufren de miserias materiales y espirituales.

Cuando su padre se retira del servicio estatal y se instala con su familia en Paderborn, prosigue Paulina su actividad caritativa. Al mismo tiempo crece su decisión de consagrarse a Dios en la vida religiosa. En 1842 poco después de la muerte del señor von Mallinckrodt, le confían a Paulina el cuidado de unos niños ciegos muy pobres. Ella los atiende con la exquisita afabilidad que la caracteriza. Y como Dios sabe guiar todo según sus planes, son los niños ciegos los que darán origen a la Congregación por ella fundada, porque a Paulina la admiten en distintas congregaciones religiosas pero no así a los ciegos. Monseñor Antonio Claessen le hace ver que ella está llamada por Dios a fundar una congregación. El 21 de agosto de 1849 funda la congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción con tres compañeras más. Pronto se abren otros campos de actividad en hogares para niños y escuelas.

Bendecida por la Iglesia, la congregación florece y se extiende rápidamente en Alemania, pero como toda obra grata a Dios debe ser probado por el sufrimiento; la prueba no tarda en llegar. El canciller von Bismark emprende en 1871 una dura lucha contra la Iglesia Católica. Una tras otra vez la madre Paulina como se van cerrando y expropiando las cosas de la congregación en Alemania. Con su profundo espíritu de fe la Madre Paulina ve la mano de Dios en esta persecución religiosa. “El Señor nos da y nos quita, bendito sea el nombre del Señor”, les dice a las religiosas. Las cosas de la joven congregación fueron confiscadas, las hermanas expulsadas, la fundación parecía llegar a su fin.

En la misma época de las persecuciones en Alemania llegan muchos pedidos de hermanas desde EEUU y Sudamérica para enseñar a los niños inmigrantes alemanes. Paulina respondió enviando pequeños grupos de hermanas en 1873. En los siguientes meses se enviaron más grupos de religiosas e los Estados Unidos. En noviembre de 1874 arriban las primeras religiosas a la diócesis de Ancud, en Chile. De allí partirían unos años más tarde hacia el Río de la Plata, en 1883 a Montevideo, Uruguay, y en 1905 a Buenos Aires, Argentina.

A fines de década de 1870 la persecución religiosa terminó en Alemania y las hermanas pudieron volver desde Bélgica a su patria donde prosiguieron con su obra.

Después de un último viaje a América en 1880, la Madre Paulina vuelve a Paderborn y a los pocos meses, ante el dolor de las hermanas, enferma gravemente de neumonía y muere el 30 de abril de 1881.

“Que yo sea siempre una verdadera hija de María Inmaculada”

Madre Paulina von Mallinckrodt